Thursday, July 17, 2008

Como coprófagos danzantes.


Estaba dura a pesar que la había picado con la Bip que se le quedó en la oficina a alguien.
Me dejó con esa sensación de resfrío molesta en el tabique derecho.
Era poca, quedé cojeando.
Me recosté en el sofá, esnifando un poco y le di play al blu-ray .Era soft-porno. Lo apagué y me fui a fumar a la terraza.
La ciudad era como un enorme manto de insectos coprófagos danzantes en cuyos caparazones metálicos se reflejaban los vistosos anuncios de neón, al menos eso me pareció. Le pegué un último trompetazo al Jack y lancé la botella al vació. Después de unos segundos la oí hacerse añicos en el pavimento. Una chuchada al viento llegó como respuesta.
Esa tarde se había llevado sus cosas.
Me dejó casi todo, se llevó sólo lo indispensable.
Ahora me asquea la sensación de melancolía que me llega cuando veo el reloj que escogimos juntos colgado en la pared de la cocina. Cuando en el pasillo noto las imperfecciones de la pintura en la pared que pintamos una tarde lluviosa de sábado escuchando el In Rainbows.
Me parece extraño y tenebroso el departamento sin la otra mitad.
Ayer le pedí que no se fuera pero fue en vano. La decisión está tomada-me dijo.
Espero que le vaya bien, se lo merece.
El frío cala mis huesos ahora que estoy sentado en el piso del balcón apoyando la nuca en el frío cemento de la pared. Hay una extraña humedad en mis parpados. Por sobre mi cabeza pasa un avión comercial y me quedo pegado en el mientras desaparece por el poniente pensando si a través de la ventanilla estrecha alguien mira y se queda pegado en el edificio cuya última luz comienza a desaparecer. Cómo un coprófago herido que busca refugio bajo una roca.
Me voy a negro y a lo lejos escucho mi teléfono vibrar, no contesto….siempre apaga el celular en los aviones.

1 comment:

Warren/Literófilo said...

Compadre heme acá, que bueno está este microrelato, muy metafisico, siempre me pregunto eso de las ventanillas, un abrazo.