Cheating the dogs

Comprender lo que estaba haciendo me llevó horas. Horas. Interminables horas.
¿Porqué debía ahora dudar sobre lo que tan seguro estaba?

Apuré el stolitónica y miré hacia atrás buscando la salida. En cualquier momento entraría. Saqué de mi bolsillo otras 3 lucas y pedí otro trago. Me lo tomé al seco. Recuerdo que se sentó junto a mí. Saludó de reojo al tipo de abrigo que fumaba y me miró.

- ¿La tienes?
- Sí – respondí autómata.
- Hagámosla corta, déjala en el estanque del baño, dentro de la Ziploc como acordamos. Tu plata está en otro Ziploc en el sifón del lavamanos.

Hablaba y miraba a su alrededor con tranquilidad. Como especulando saber quien sería su presa. ¿Será el joven de bigotes junto a la rubia de gran trasero?, ¿o el oficinista parco y gastado que se enguata con cerveza barata?, ¿o quizás el universitario de dreadlocks que salió del local gritando por su celular? ¿Será el cantinero?, ¿la cajera?. Sí, la cajera, ¿porque no había pensado antes en una mujer….? perfectamente el culpable puede ser una mujer….¿o será el pobre desgraciado que lava las copas dentro del recinto?

- Ok, la dejaré donde me señalas.

Partí al baño temblando, humedeciéndome la entrepierna, estaba nervioso, pero feliz. Por fin podría cumplir mis sueños con el dinero de la recompensa que recibiría al entregarle a la policía la foto del desgraciado que tanto buscaban. La foto del infeliz que en ese mismo local se encontraba embriagándose, fumándose la vida, llenándose las fosas nasales de polvos de hornear.

Dejé la fotografía dentro de la bolsita Ziploc flotando en el estanque del baño. Abrí cuidadosamente el sifón del lavamanos y retiré la otra Ziploc. La guardé en mi chaqueta. Recorrí el pasillo sin mirar a nadie. Pegado en la puerta de salida. Salí y al cruzar noté que los detectives y el tipo de abrigo que él había saludado al llegar entraban al baño, apuré el paso y monté mi moto. No tenía mucho tiempo. Pronto notarían que en la foto salgo sin barba.